UPL abrió el debate sobre el manejo de enfermedades resistentes.
Marcelo Carmona (FAUBA), Alejandro Porfiri (asesor) y Andrés Fabbris Rotelli
(UPL Argentina) analizaron uno de los principales problemas de la agricultura
actual. Esta vez, con foco en soja.
“De los 16 millones de hectáreas de soja que se siembran, solo se usan
fungicidas en el 40% o 50% de la superficie y en la mayoría de los
casos se aplica una sola vez. Pareciera que no hay una gran presión de
selección, y sin embargo estamos encontrando patógenos resistentes”, dijo el fitopatólogo
de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Carmona,
en la charla debate organizada por UPL con motivo del lanzamiento técnico del
nuevo fungicida GOLDLEAF. “Perdemos un 6% de rendimiento. Se trata de un
problema que crece en forma silenciosa”, acotó el asesor especialista en
fungicidas, Alejandro Porfiri.
“Estamos transitando un escenario dramáticamente diferente al de
hace algunos años porque comienzan a evidenciarse problemas de fallas de
control”, y uno de los principales motivos es “la aparición preocupante de
cepas de hongos resistentes a una parte importante de los fungicidas que hay en
el mercado”, analizó Carmona.
Según el especialista, las resistencias surgen porque las
poblaciones de hongos son muy numerosas y ocurren mutaciones (cambios
genéticos). “El hombre, a través de su presión de selección –al incorporar
siempre el mismo fungicida, el mismo mecanismo de acción o realizar malas
prácticas agronómicas- hace que los individuos resistentes, que son escasos,
empiecen a ser dominantes y desplacen a las poblaciones sensibles a esos
fungicidas”, indicó.
En este contexto de proliferación de patógenos resistentes, UPL
lanzó GOLDLEAF, el primer fungicida foliar, triple mezcla, multisitio y
sistémico para soja, que está compuesto con Azoxystrobin, Protioconazole y
Mancozeb en formulación WDG, con excelente calidad de disolución. Una
herramienta que actúa en 8 sitios de la célula del hongo y que ha demostrado
ser muy efectiva en el control y manejo de enfermedades resistentes en el
cultivo de soja.
Andrés Fabbris Rotelli, gerente de Fungicidas e Insecticidas de
UPL Argentina, remarcó que se trata de “un producto ideal para manejar
patógenos resistentes como cercospora, mancha ojo de rana y mancha marrón”. En
cuanto a su dinámica, explicó que el Mancozeb es “la columna vertebral” de
GOLDLEAF, ya que actúa en 6 puntos de la célula fúngica. GOLDLEAF “no sólo es
efectivo en sí mismo sino que además es un aliado para proteger a los otros
modos de acción”, detalló. Además, reveló que el producto ha sido probado en
ensayos en diferentes lotes de la zona núcleo, NOA, NEA (con mucha presión de
selección) y “ha demostrado una excelente performance en todas las pruebas”.
Esta afirmación fue refrendada por Alejandro Porfiri, asesor
especializado en fungicidas. “El producto funciona bien; está claro que es
superior a las tecnologías tradicionales. En mi zona (sur de Santa Fe y norte
de Buenos Aires), lo he podido corroborar en el tratamiento de mancha marrón,
donde ha tenido una altísima eficacia”, aseguró. Así mismo, destacó que en
GOLDLEAF se nota claramente el aporte del Mancozeb y del triazol, no solo por
su eficacia para combatir estos patógenos. “Siempre digo que no solo hay que
tener en cuenta la molécula sino también la dosis que se va a usar, eso es
crucial. Claramente es un producto recomendable”, remató.
En tanto que Carmona retomó explicando que –a diferencia de los
fungicidas unisitios, que accionan en un sólo punto específico– los
multisitios, como el Mancozeb, actúan sobre la célula fúngica en 6 puntos de
control. “De este modo, el hongo no tiene las mismas chances de volverse
resistente”, puntualizó. A su vez, sostuvo que la mayoría de los fungicidas que
se utilizan en el mundo son unisitios pero, “como van avanzando los nuevos
escenarios, los multisitios van a ser una necesidad”.
GOLDLEAF, además de los 6 puntos de control que proporciona el
Mancozeb, agrega dos puntos más aportados por Azoxystrobin (estrobirulina) y
Protioconazole (triazol), que lo convierte en un producto muy completo y de
probada eficacia.
El manejo sanitario y los desafíos de la sustentabilidad
Los especialistas consideraron que el control químico es
fundamental pero solo no basta para hacer frente a las nuevos retos de la
agricultura del presente y sobre todo del futuro.
Rodrigo Ramírez, gerente General de UPL Argentina, sostuvo que es
necesario cambiar la visión para encarar los desafíos que vienen, donde la
cuestión de la sustentabilidad tiene un lugar fundamental. En este aspecto, consideró que “el mundo
necesita soluciones ambientalmente sustentables y sostenibles” que “respondan a
las demandas de este tiempo, como el balance de carbono y el cuidado de los
suelos”. Y agregó que “tenemos que pensar los productos de acuerdo a las
problemáticas de los productores. El lanzamiento de estas herramientas es un aporte para alcanzar estos nuevos
desafíos”.
Carmona, por su parte, remarcó que en los últimos tiempos “la
dinámica ha sido dramática” y es necesario ir por un camino diferente en cuanto
al manejo de enfermedades. Por eso, sostuvo que la clave está en la toma de
decisiones: “si vamos siempre con el misma plataforma tecnológica, si utilizamos
siempre el mismo fungicida, si seguimos pensando que el control químico es la
única alternativa; a la larga vamos a generar presión de selección”, enfatizó.
Para Fabbris Rotelli, las buenas prácticas agronómicas son
fundamentales para cuidar “las pocas herramientas que tenemos para ser
sustentables y prevenir a tiempo los graves problemas de las resistencias”. En
la misma línea, Porfiri insistió en que “debemos ser más proactivos" y
aseguró que el uso “de estas herramientas pueden evitarnos escenarios muy
complicados”.
¿Por dónde es el camino, entonces? Reconocer temprano el problema,
hacer foco en las buenas prácticas agronómicas, prestar atención al tratamiento
de semillas, aplicar un manejo integrado, hacer rotación de cultivos, pensar en
los cultivos de servicios y realizar un control químico inteligente.